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Papeles del náufrago

Por su naturaleza, la lectura es un ejercicio de aprendizaje y placer, además de una fórmula de entendimiento entre personas. La celeridad con que desarrollamos muchas de las actividades cotidianas y el tiempo empleado en la navegación por las redes sociales no solo modifican el hábito de la lectura, también lo marginan en beneficio de actividades que, supuestamente, favorecen la comunicación humana.
No hablamos de que la lectura esté en vías de extinción sino de que, desde hace años, su práctica se ha visto alterada de manera sustancial por, entre otras, las causas apuntadas. La irrupción de subgéneros o modalidades también ha modificado las costumbres lectoras. En narrativa se ha hecho hueco el microrrelato o minificción. Hace un par de décadas, los haikus coparon los escaparates y mesas de novedades de las librerías relegando a una esquina a la poesía tradicional. El fenómeno se ha amortiguado, pero no ha desaparecido. Y entre la narrativa y la poesía se ha colado el aforismo. En la actualidad nacen aforistas a diario. Resumiendo, la brevedad es la pauta que guía a un porcentaje relevante de lectores.

Parece evidente que si las editoriales apuestan por los microrrelatistas, los haijin y los aforistas es porque existe un público que demanda estos géneros de consumo rápido y fácil olvido. En más ocasiones de las deseables, el microrrelato deriva en gracieta, el haiku se limita a respetar su consabida disposición estrófica, y el aforismo es un reservorio de ocurrencias que dan la espalda al espíritu del verdadero pensamiento. Para colmo, según el barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España elaborado por la Federación de Gremios de Editores, los usuarios de audiolibros pasaron del 3’1% en 2020 al 7’9% en 2024. Y, ya se sabe, mientras el dispositivo suena en los oídos se pueden realizar tareas manuales. O, lo que viene a ser lo mismo, el tiempo de lectura se comparte al unísono con tareas ajenas a la propia lectura.

Estas reflexiones no solo tratan de poner de manifiesto una obviedad por todos conocida: lectura y apresuramiento son términos antitéticos, también son el preámbulo para anunciar y justificar, si es que el hecho necesita justificación, el nacimiento de una editorial radicada en Almería que, modestamente, apuesta por la recuperación de la costumbre de leer por placer o entretenimiento textos poéticos de autores contrastados por lectores y críticos, sin que ello suponga el establecimiento de un canon. Su nombre: Papeles del Náufrago. Sus impulsores: Antonio Lafarque, Aníbal García y Jesús Carretero Cassinello.

Antonio Lafarque es editor de contenidos de la revista Litoral, galardonada por el Ministerio de Cultura con la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes y el Premio al Fomento de la Lectura, además de editor de volúmenes de estudios en torno a la obra literaria y plástica de Juan Ramón Jiménez, José Moreno Villa, José Ángel Valente, Carlos Pérez Siquier, Joan Margarit o Lorenzo Saval. Aníbal García, además de poeta con varios libros publicados fue el creador y director del prestigioso ciclo Dulces Tardes Poéticas entre 2015 y 2020. Jesús Carretero, es diseñador y maquetador de la Editorial Universidad de Almería.

Papeles del Náufrago apuesta sin matices por la poesía como vehículo de comunicación y reflexión. Y lo hace de manera altruista: ediciones no venales de ciento veinte ejemplares, que se imprimen y distribuyen gracias al apoyo de una serie de pequeñas empresas (ver COLABORADORES). De momento, publica una sola colección: Calcomanías, que recoge poemas autobiográficos.

Decía Joan Margarit que un buen poema mejora humanamente a sus lectores. Un lema inmejorable para Papeles del Náufrago.

Col. Calcomanías

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LORENZO OLIVÁN

Nuestros ojos son nuestros órganos más misteriosos porque, al misterio habitual que asociamos a los espejos, ellos suman el misterio de poder ser vistos como imágenes concentradas del universo. A poco que nos acerquemos a mirarlos, nos devolverán agujeros negros, astros, órbitas. Y la luz hecha de sombras. O las sombras que esconden mucha luz. No hay en nuestro cuerpo una superficie con tanto trasfondo, desde la que propiciar el salto hacia adentro y hacia afuera.
Propiciar el salto. Eso creo que pretende mi poesía. En la creación poética siento un vértigo. Un motor de búsqueda. Y esa búsqueda jamás sé hacia dónde lleva.
Intuyo que hago mías las cosas y las personas desde un eje de visión. Pero no me pregunten qué es. Lo imagino como un punto de fuga de mí mismo que a la vez hace de centro de imantación. Como un impulso hacia todo en vibración constante. Como la cuerda de un arco, traspasada de música y movimiento.
«Toda la luz del mundo cabe dentro de un ojo», dijo Lorca. Dar más vida a la vida desde esa luz tan extraña, al escribir. En un autorretrato inacabable.

Lorenzo Oliván

papelesdelnaufrago@gmail.com Conde Xiquena 11, 2º-4 04001 Almería